domingo, 9 de octubre de 2011

Siete sentidos.

Siento, huelo y respiro. Siento la sensación de amar y escribo con sonidos. Tengo la verdad que vos no podés ver, tengo la mentira que con vos se hace rutina. Y verás que todo es una risa, con saber un poco eso no te contamina. Puedo insultarte con flores para que no te duela, te cuido de a poco aunque a veces no me doy cuenta. No llevo en mi cabeza una tarjeta de memoria, mi memoria interna es la que me representa. Sólo siete imágenes son las que guardo, y que hacen al mundo unas mil maravillas. No me intentes cambiar, porque cuando lo hagas yo estaré en otro lugar. Mejor disfrutemos del amor, de bailar en la calle sacándoles sonrisas a los chicos con tierra en los ojos. Y así seremos útiles sin ser una goma de borrar, que saca a las historias la parte más simple de volar. Miráme cuando tus ojos no tengan nada que contar, para ser el comienzo de historias que se crean con párrafos que no conocen ninguna palabra de verdad.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Siempre en medio de la tristeza el sol sale y te hace cosquillas de esas que sólo te dan ganas de tirarte a despertar.

martes, 9 de agosto de 2011

Duda eterna.

¿Qué será lo que tengo que te vas?
Otro igual pero distinto que se aleja.
Como siempre, como nunca, como al principio de todo lo que se oculta.
Beberé de cualquier licor que me vuelva a un principio escrito en un libro viejo.
En una pestaña antigua con un marcador viejo. Pintarte, pintarme.
Acepto que te vayas, como lo acepté siempre.
No hay amor. Soy amor. Entendelo.

jueves, 5 de mayo de 2011

Tengo ese mapa.

Si me preguntan cómo es él, yo no lo describiría.
No diría su día de nacimiento ni su zodiaco.
Tampoco les contaría cómo camina con sus pantalones cuadriculados.
No les explicaría como habla cuando tiene una idea fantástica.
Ni detalles de sus medidas en altura ni cuántos pelos no tiene.
Menos hablaría del color de sus ojos ni la mueca graciosa que suele hacer cuando hace que piensa.
Tampoco las piruetas de sus manos al hablar de algo que le da vergüenza.
O sus lunares que nunca vi ni que no sé que los tiene.
No destacaría su hermoso olor a nada ni la brillante manera de huir de temas que lo aprietan.
No olvidaría de no contar su facilidad para hacer amigos.
Y el mal humor cuando le atacan los celos.
No diría que conozco su mirada de esas que dicen que lo único que quieren es mirar.
Ni la voz tan de él mezclada con lunfardos cancheros.
No daría ni la menor pista de sus pasos torcidos, ni sus comentarios ardientes.
No hablaría de su rara manera de leer cuando quiere ser un gran actor que no es.
No les contaría nada, no les explicaría ni una pequeña mitad de lo que podría ser.
No son cosas de los celos, ni de egoísmo o indiferencia.
Él es un tesoro imposible, y sólo la que tiene el mapa puede entender de qué se trata.
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miércoles, 23 de marzo de 2011

No quiero que tenga título.

Yo no quiero escribir poesía, no se si ya lo hice. No se si me sale bien, tampoco creo que me salga mal. Pero cuando el alma se sienta a escribir entrega cosas maravillosas, esas que no se pueden ver, ni tocar, pero salen de paseo en forma de palabras. ¿Y cuando el alma está triste? ¿Envía cosas maravillosas? Yo supongo que sí. Hermosas torceduras de palabras recién salidas del hospital, haciendo cosquillas en la memoria. Puede que sea así, como puede que no.
Y me siento, después de haber estado riendo como loca, hablando de cualquier cosa, mirando a la gente, escuchándolas, inventando. Luego de estar con mi familia, viéndola contenta dentro de su rutina, hablando, mirando, escuchando, inventando. Puedo decir que todo está como siempre, como cuando escribía hace unos cuantos días atrás. ¿Y la poesía? ¿Dónde se hace? ¿Se cocina? ¿Tiene una receta? Si, supongo, hay muchas formas distintas. Pero vuelvo a pensar, envuelta de vida, esa de siempre pero con cosas nuevas. Y sin darme cuenta, dentro de lo mismo veo algo que no es lo mismo. Como una detective descubro escondites donde lágrimas que no son mías inundan los pensamientos de otros que son como yo. Y otros que son ellos tan parecidos a mí. No lo digo porque sean mi propia familia, sino porque tienen esa triste ausencia. Y ahí es cuando me acuerdo que no soy la que sufre sola. Todos sufrimos solos. Hasta otros que no son mi familia también.
Todo vuelve como siempre, escucho, invento, miro, hablo de locos y con locos. Pero el alma se sienta a escribir palabras que se van de vacaciones en un fin de semana largo para contar que todo puede estar bien.
Y vienen palabras de afuera, esas que sirven mucho y hasta llego a conocerlas de memoria. Los seres queridos siempre están y cuando se los extraña, cerrar los ojos y pensar que es tu ángel protector es lo mejor que uno puede hacer. Es muy lindo, hasta suena a poesía, o no. Y así lo hago. Pero los miro, miro al universo y al piso que me sostiene y pregunto ¿cómo se extraña a un ser querido? Yo sólo extraño a mi papá.

martes, 1 de marzo de 2011

Amor.zip

Vos y yo tan juntos y tan separados.
Espero por mi lado.
Esperás por tu lado.
Tan diferentes pero iguales.
Tantos labios apretados.
Sin uso.
Yo por tu lado.
Vos por el mío.
Y espero.
Y esperás.
Tan encerrados pero bien libres.
Tan nombres iguales y sentidos distantes.
Vos y yo, o vos y vos.
Espero y esperás, sentados o mirando el techo.
Tan camino cercano.
Tan largo.
Descomprimir el dulce encuentro.

domingo, 30 de enero de 2011

Nos verán comprometidos.

Cuando me canse de casarme de blanco nos encontraremos en ese bar para comprometernos, y esa canción que nos gusta será nuestra testigo.
Ya pasará todo lo que tenga que venir y esperaremos juntos ese tren de tragos exóticos llenos de caprichos sexuales o sensuales o sensoriales.
Cuando ya no tenga más motivos de perdón empezaremos el largo viaje a las cataratas de placeres y haremos un estado de sitio en nuestro sueño. Nos arremangaremos para mojarnos los pies en esas aguas dulces, y las beberemos sin entender lo que pudo ser un adiós.
Cuando nos encontremos en ese bar a la hora que nos den las ganas, sacaremos canas de risas mirando el futuro de locos enamorados.
Comprometidos pisaremos las veredas de los solteros arrepentidos, llorándoles un poema de Neruda a penas cambien de cortina musical su vida.
Y así viviéremos como felices en algún lugar donde las perdices no se coman y nuestras bocas beban agua bendita al mojar los dedos en vino blanco.
Cuando sea será y a la mesa invitados de honor nos recibirán con la dulce espera de que sirvamos el pan nuestro de cada día.