domingo, 30 de noviembre de 2008

Natalia.

Podría llamarla mi amiga, o quizás mejor amiga.
Pero eso me aburriría, me imaginaría la cara
de ella en una figurita de corazones pegada en
el corcho de mi pared junto a varias fotos.
Yo la llamaría:
Una guitarra, un teclado, un toc- toc con lapiceras,
Un lápiz, un pincel, una hoja lisa, renglones o cartulina.
También una mochila con chocolates.
Una carcajada de Philips Morris de diez y pocas veces de veinte.
Un pañuelo de papel higiénico de los de ositos.
Una cebada de mate con bizcochuelo solo sin dulce de leche.
Una película romántica en un dvd rayado.
Una tarde fría con un saco descocido.
Un ojo pintado en un autorretrato.
Una foto vieja que al verla te dan ganas de estar ahí.
Una moneda de cincuenta centavos que te alcanza para cinco chicles “de diez”.
Es algo venido de otro mundo, es un libro, una poesía, también mi amiga.

Para una gran taurina artista, para Naty.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Ojos con luz.

coincidir en un instante en tus ojos me vuelve la mujer más feliz. Esa que dando pasos y susurrando palabras torpes te dice te quiero, pero quieros invisibles y te para otro.
Quisiera construir con ladrillos algo lindo, pero para vos, también con cartón y plasticolas de colores.
No se si estaré para darte un beso de verdad, de verdad, no lo se, comerte si, eso lo se, pero dentro mio, cuando ya nadie nos vea, cuando ya nadie sepa quienes somos, cuando ya nadie nos mire y nos señale, cuando seamos nosotros, nada más si, nada, nada... tanto, demaciado.
Las cosas no son imposibles, te imponen lo posible, yo no, vos no, somos así, somos más... somos, y eso es brillante.
Aun no te conozco, pero conozco esos ojos brillantes, ojos con luz.

jueves, 20 de noviembre de 2008

viernes, 14 de noviembre de 2008

No tiene título.

Las cosa tiene una buena idea que quizás tenga además un corazón. Loco de mi manera de ser. Será como una cosa envuelta en un pedazo de latita. La cosa está, mi manera de salir está y acá ¿por qué no me mirás más?

martes, 11 de noviembre de 2008

Un beso en la boca.

¿Qué es un beso en la boca?
Es la pulpa de la naranja flotando

en mi jugo.
¿Qué es un beso en la boca?
Es caminar descalza sobre el pasto.
¿Qué es un beso en la boca?
Es estar sentada en un sillón con almohadones
y mirar la tele con las piernas estiradas haciendo mover
los dedos dentro de mi media rosa.
¿Qué es un beso en la boca?
Es flotar en una pelopincho mirando las estrellas.
¿Qué es un beso en la boca?
Es rascarme un granito que me dejó un mosquito
sin pensar que no es lo conveniente.
¿Qué es un beso en la boca?
Es pasarme crema en las piernas después de depilarme
con cera.
¿Qué es un beso en la boca?
Es acostarme en la cama, taparme toda y sentir como de
a poco se me calientan los pies.
¿Qué es un beso en la boca?
Es comerme un mantecol viendo al chavo del ocho.
¿Qué es un beso en la boca?
Es tomarme en verano una chocolatada luego de salir de la
pileta.
¿Qué es un beso en la boca?
Es comprarme un helado de palito y que me salga “vale otro”.
¿Qué es un beso en la boca?
Es probarme un pantalón y que me quede chico. ¡¡Engordé!!
¿Qué es un beso en la boca?
Es mirarme, mirarte, mirarlos, mirarnos, y reír,
es eso que nos hace feliz.
Es el combo especial que te viene con lengua.
Es un beso en la boca.

martes, 4 de noviembre de 2008

Fábula: El perro, el gato y el ratón.


Como se sabe, la convivencia de un perro, un gato y un ratón es muy difícil, pero en esta casa, la casa más grande del reino animal, podían convivir, o al menos eso parecía, ya que eran muy buenos compañeros. Pero un día todo cambió.
Una mañana el trío revoloteaba por toda la casa, dando saltos, ladridos, arañazos y corridas; la carne del perro, la leche del gato y el queso del ratón habían desaparecido. Cansado de tanta corrida el perro decidió organizar una reunión.
- Esto no puede seguir así, debemos conversar para solucionar este problema. Dijo el perro muy enojado.
- Bueno, pero alguien tiene que ser el culpable, estos platos no pudieron desaparecer por sí solos. ¿Quién habrá sido? Comentaba el gato mientras se lamia la patita tratando de acomodar algunos pelos que le habían quedado parados.
- El ratón no pudo ser, ¿para qué va a querer carne?, además con un poquito de queso ya está satisfecho. Dijo el perro y el ratón asintió con la cabeza.
- ¿Y yo, para que voy a querer queso?, los perros odiamos el queso, y la leche todavía más. Jamás podría ser yo.
El gato, que dejó de lamerse agregó.
-Es verdad, y yo podría comer carne, pero queso jamás, no es nuestra costumbre.
El perro movió la cabeza con gesto de afirmación, pero enseguida su rostro cambió, algo lo intrigaba y se acercó a la computadora perruna, que tenía un teclado con muy pocas teclas, la a, la u y la g. Tipeó con gran velocidad, gugugu.guauguagua.gua.guauu.
- ¡Aja!, es lo que imaginaba, por lo que dice la guaukipedia, el queso es un lácteo, y también la leche, como pertenece a la misma familia, me pregunto ¿por qué un gato que sí puede tomar leche no puede comer queso?
El gato muy preocupado tartamudeó.
- Y… po… porque… soy…. ¡¡Gato!!... y los gatos no comen queso.
- Pero es un lácteo. Él es el culpable. Dijo el ratón que ponía las patitas en su cabeza indignado de tan lamentable noticia.

Siempre me dijeron que los gatos son traicioneros, y es así. Comentó el perro, que no dudó en traer una manta, poner las pertenencias de su ahora ex amigo y echarlo de patitas a la calle.
- No queremos traicioneros, siempre fuimos amigos y esto no se puede perdonar. Así el perro le dio la manta y abrió la puerta.
El gato, que no podía creer lo que pasaba se fue cabizbajo por la calle principal del reino animal, yendo, quien sabe, a algún sitio donde pasar la noche, quizás días o quizás meses.
-Asunto resuelto, aunque lo voy a extrañar. Dijo el perro. Y el ratón se fue preocupado a su cama que estaba en la alcoba más alta de la casa, el perro quien dormía en la alcoba vecina hizo lo mismo, pero en el camino el ratón se detuvo y le dijo:
- ¿Y por qué yo te tengo que creer?, ¿y si realmente él no fue y el culpable sos vos?
-¿Pero cómo voy a ser yo?, ya di mis explicaciones, los perros no comemos queso y menos tomamos leche.
- No se, hay perros que comen cualquier cosa, yo conozco algunos.
- Bueno, pero no es mi caso. Se terminó la charla.
- ¿Y si sos sonámbulo?
-¿Sonámbulo yo?
- Sí, podría ser. ¿Por qué no? En esa panzota seguro entra mucha comida y dormido te comiste todo.
-Es imposible.
- ¿Y si vamos al doctor y así te abren la panza?
- Ni loco, jamás haría una cosa así.
-Es la única manera, o vamos al doctor a que te abran la panza o vos también te vas a tener que ir.
El perro no dudó, siendo tan grandote podría ser que por las noches tuviese ganas de comer, entonces agarró una manta, puso sus pocas pertenencias y se fue por la calle principal del reino animal.
El ratón feliz prendió su equipo de música, invitó a todos sus amigos ratones, algunas que otras lauchas y se armó una gran fiesta. Piñatas con queso, torta de queso, y sanguches de queso.
- ¿Cómo lo hiciste? le preguntó una rata amiga.

- Muy fácil, sabía que escondiendo la comida jamás sospecharían de alguien tan insignificante como un ratón, alguien con un estómago tan chiquito.
La música no dejaba de sonar, y sonaba tan pero tan fuerte que llego a los oídos de los demás habitantes del reino animal, y por supuesto a los oídos del perro y el gato que tan rápido escucharon el sonido de la música pudieron reconocer que venía de su casa y no dudaron en ir a ver qué sucedía.
La puerta se abrió de repente y todos quedaron mudos al igual que la música. En un sector de la mesa pudieron ver los platos que habían desaparecido.
- ¡Ajá! Dijo el perro. – así que fuiste vos quien robó la comida.
- Discúlpenme. Suplicó el ratón. – No me echen de esta casa, no quiero irme lejos, me da mucho miedo, soy muy chiquito.
Y así fue como el perro se disculpó con el gato, se dieron las patitas aunque a penitas, no se podía pedir mucho, eran perro y gato. Al ratón no lo echaron de la casa, pero ya no tendría su gran alcoba, le hicieron una puertita ovalada en la pared y lo dejaron vivir ahí, y muy de vez en cuando se lo veía correteando la casa en busca de comida.
Aquella vez el perro aprendió la lección, desde ese mismo momento evitaría los prejuicios y no se dejaría llevar por las apariencias, porque como se sabe, las apariencias casi siempre engañan.

S.Luc.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Años primitivos.

Mi mamá amasa la masa
Mi papá fuma la pipa.
el pintor pinta la pipa de mi
papá que mira la masa que
amasa mi linda mamá.

¿Mi mama amasa la masa?
¿O la masa amasa a mi mamá?
¿La pipa fuma a mi papá?
o el pincel del tal pintor
pinta la pipa de aquel que dice
llamarse mi papá.

No entiendo, si la masa es mi mamá,
si la pipa es mi papá,
si el pintor es el sobrino del pincel,
y la pintura que nunca me dejaron nombrar
pintó aquella pipa que era mi papá.