domingo, 30 de noviembre de 2008

Natalia.

Podría llamarla mi amiga, o quizás mejor amiga.
Pero eso me aburriría, me imaginaría la cara
de ella en una figurita de corazones pegada en
el corcho de mi pared junto a varias fotos.
Yo la llamaría:
Una guitarra, un teclado, un toc- toc con lapiceras,
Un lápiz, un pincel, una hoja lisa, renglones o cartulina.
También una mochila con chocolates.
Una carcajada de Philips Morris de diez y pocas veces de veinte.
Un pañuelo de papel higiénico de los de ositos.
Una cebada de mate con bizcochuelo solo sin dulce de leche.
Una película romántica en un dvd rayado.
Una tarde fría con un saco descocido.
Un ojo pintado en un autorretrato.
Una foto vieja que al verla te dan ganas de estar ahí.
Una moneda de cincuenta centavos que te alcanza para cinco chicles “de diez”.
Es algo venido de otro mundo, es un libro, una poesía, también mi amiga.

Para una gran taurina artista, para Naty.

No hay comentarios: